Un fantasma acecha al capitalismo #takeWallStreet día 7

24 de septiembre de 2011

The police ask to speak to the leader. We told them that there is no leader. They didnt understand. #TakeWallStreet #OccupyWallStreet #Sep17
Twitteado por Anonops, el 17 de septiembre


 
Hoy 24 de septiembre de 2011, mientras intentaba trabajar en la revisión del texto de la ponencia que presenté justo el martes pasado aquí en Nueva York, titulada “Un fantasma acecha el capitalismo: Insurgencias, indignados y subjetividades emergentes”, en la que elaboré algunas hipótesis sobre las insurgencias que sacuden el pretendido monocromático paisaje del neoliberalismo, recibì una llamada de un amigo neoyorquino. Me avisaba que los indignados de Wall Street, caminaban en una marcha hacia arriba, rumbo a Union Square. No lo dude, “armada” de un ipod y un celular, salí al encuentro de los manifestantes a quienes ya había entrevistado el mismo día 17, cuando decidieron “tomar” (quedó grande la aspiración) Wall Street.
Los alcancé a la altura de Broadway  y Bleecker, subí por la acera, cuidando mi condición de extranjera pero acelerando el paso para alcanzar la masa crítica del contingente, que según mis cálculos ascendía a dos mil o dos mil quinientas personas, jóvenes la mayoría, aunados a la masa amorfa e infinita que suele poblar Broadway (calle de compras), los fines de semana.
El aliento de fumadora me faltaba pero entre la rapidez de la llamada y mi instinto etnográfico, atiné a ponerme un par de tenis operativos y eficientes, en pocos minutos alcancé el centro de la manifestación y mi primera reacción, como mexicana?, como latinoamericana?, fue la extrañeza que me produjo ver en la manifestación policías con el azul NYPD, marchando al mismo paso de los manifestantes, en el medio y en la parte de atrás, por lo que alcancé a ver. La presencia policiaca, igual que el 17 de septiembre, me pareció desproporcionada, mayúscula.
En esas maniobras que conocemos por el cine y la televisión, la NYPD, logró cortar el paso hacia arriba de los manifestantes y desviarlos por Washington Pl, hacia el parque Washington Sq., interesante maniobra en tanto ese lugar reúne la más variada, singular, festiva, exótica, población de la ciudad a la que se añaden los turistas.. Su tamaño hace posible que casi cualquier acto quede reducido a una de sus esquinas, pero lo más importante que su ubicación posibilita cercar todas las salidas.
En un acto de inteligencia colectiva (política callejera, si se me permite la expresión), los manifestantes “hicieron la finta” e hicieron creer durante casi 5 minutos que se quedarían ahí, para acto seguido, salir por la 5ave, hacia la 14; todo iba bien, el contingente parecía festivo, alegre, contaba con la simpatía de los taxistas indios, afros, pakistaníes que encontraban de frente y que con festivos claxon se sumaban –de algún modo- a ese intangible #occupyWallstreet. No faltaron los “get a job” coreados por lo que parecían turistas nacionales, blancos y, los rostros de pánico de vendedores de mercancías piratas que ya escondían, ya sacaban sus productos según la tensión crecía o decrecía. La policía quedó atrasada con respecto a la punta del contingente, pero empecé a notar que aparecían unas mallas naranjas que se afanaban en cargar de un lado a otro.
En la salida apresurada atiné a meter en mi bolsa una botella de agua, para estas alturas, era insuficiente, la adrenalina era mayor.
La columna festiva fue desviada nuevamente a la altura de la calle 13, una vuelta a la derecha bastó para que varios perdieran el paso y la punta del contingente enfrentara en número disminuido el cordón azul/naranja de la policía en su llegada a Union Square. A cada paso, la policía detenía (esposas de plástico blanco a algunos manifestantes). Todo iba bien, el contingente se mantenía más o menos cohesionado y los metros entre las oleadas de gente eran pocos…
Llegaron al corazón de Union Square, no pude llegar al centro de los mensajes, y quedé lo suficientemente lejos para no captar –pese a la interesante técnica, que dada la ausencia de equipos de sonido, han desarrollado: corean de voz en voz, lo que el orador está diciendo, lo que genera un efecto como de rezo colectivo, muy estremecedor-, lo que seguía.
En un primer momento, sonreí porque creí que “la marcha” lograba engañar a la policía y sus –ya para esas alturas-, metros y metros de mallas naranjas; pero me equivoqué, fue al revés. La policía logró en una maniobra rápida dividir al contingente en dos partes: up town y down town, pasaron minutos de desconcierto. Pero parecía claro por la voz colectiva que se elevó que el camino era otra vez hacia Wall Street: wallstreetwallstreetwaalstreet, gritaban las y los manifestantes, mientras una “abuela", con mandil amarillo que representaba la fuerza de abuelas por la paz, salía atemorizada por una esquina.
Una columna nada desestimable de los manifestantes empezó a “bajar” por University St., mientras me preparaba para seguirlos, empecé a sentir que la policía corría y corría y corría hacia delante y la tensión crecía (en los videos que estoy tratando de bajar y de subir, me oigo decir, ya se puso “cabrón”, “se están acelerando”, “está muy acelerada la policía…y los chavos”.
En la calle 12, todo explotó…no hubo manera de contener el choque inminente, la fuerza azul estaba presta para actuar. Tenis, banderas, muchachos, mujeres, cámaras en un choque desmedido.
Documenté lo que pude desde la condición que aquí habito; me contuve pero me escucho decir: “your name”, “fuerte” “loud”, “louder”, cuando la policía tiraba al piso al manifestante y a la fotógrafa en una especie de loop esquizofrénico.
Las lágrimas no tardaron en entorpecer la poca competencia que me quedaba aún con el pequeño ipod y el celular. Una mujer que llevaba a  otra paralítica, pasó por mi lado y cruzamos miradas, en una especia de pacto que se rendía frente a la fuerza desmedida…todos y todas eramos inválidos. Pero cuando estuve a punto de apagar mi pequeño dispositivo, el chavo sometido que es esforzaba por sostener y levantar una bandera norteamericana, fue levantado por los policías y gritó con una voz que aún me sobresalta: revolution! Revolution! Y una joven mujer que estaba a mi lado, gritó, con su ipod en la mado: we love you bro!




1 comentarios:

Lekz dijo...

The movement is coming... also from inside. But the fight at the heart is maybe the hardest ones to fight for.

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