Human mic: tecnopolítica para otras formas posibles*
17 de febrero de 2014
Los
hombres son, ante todo, creadores de símbolos e imágenes. Antes que la
herramienta, la humanidad creó el ámbito de lo simbólico.
Lewis
Mumford (El mito de la máquina)
fotografía de Lucas Jackson/Reuters |
La noche cae
lentamente sobre Zuccoti Park (es un día de octubre de 2011), el otoño es aún
benigno y la luz permite ver los rostros, los cuerpos que se apretujan frente a
las escalinatas de esa plaza, convertida ya en una micro-polis. Al centro, el
orador en turno, organiza su discurso en oraciones cortas, buscando mantener un
ritmo que pueda ser reproducible por cientos de personas distribuidas de manera
irregular en el espacio. Un poderoso grito rompe la algarabía y el continuo
murmullo de voces que intercambian, en pequeños grupos, información,
pensamientos, sentimientos, deseos: “Mic check”, pausa, “Mic check” y después
de un breve segundo, en un ejercicio coordinado de reproducción analógica, la
multitud responde: “Mic check” y así se abre el espacio para la escucha
colectiva.
Se trata del
“micrófono humano”, que se convirtió desde los primeros días de la ocupación de
Wall Street en un dispositivo eficaz, divertido y fundamental para encarar la
prohibición del gobierno de la ciudad de Nueva York para utilizar equipos
electrónicos de amplificación de sonido. El micrófono humano se ha utilizado en
las asambleas, marchas y diferentes reuniones y se incorporó como un
saber-hacer del movimiento ocupacionista.
La primera vez que
participé en Occupy Wall Street en un ejercicio colectivo con el micrófono
humano, experimenté tres cuestiones que me parecen fundamentales: reproducir
con el propio cuerpo y voz, el discurso del otro, imposibilita la escucha
mecánica o distraída; el discurso de la otra u otro, penetra en el propio cuerpo,
clarificando el sentido y produciendo comunidad de hablantes; las palabras se
convierten en ideas. A partir de mi etnografía al movimiento, durante un poco
más de tres meses, me pareció que el micrófono
humano podía ser entendido como una táctica, es decir, como una práctica de
resistencia de aquellos que juegan en cancha ajena, balón prestado y árbitro en
contra, por parafrasear la compleja teoría de la práctica de Michel de Certeau,
quien considera que la táctica es un “arte del débil”.
El micrófono humano o
the people´s mic, desafía y encara las concepciones modernistas de la
tecnología que asume que ésta se reduce a la producción y utilización de
artefactos con fines determinados. Seguramente la prohibición de utilizar
aparatos de reproducción de sonido por parte del gobierno y la obsesión de la
NYPD por confiscar toda clase de artefectos “subsersivos” como los micrófonos,
las bocinas, los generadores de electricidad (¡y también las sombrillas, consideradas
como estructuras!, se trata de entorpecer al máximo la disposición de los cuerpos
en la calle), tienen su fundamento en esta compresión restringida de la
tecnología que pierde de vista que ésta, es siempre el resultado de la acción
humana y que en tal sentido, el artefacto responde a un complejo sistema de
pensamientos, reglas, imaginación y que su potencial subversivo no radica en el
aparato, en la máquina, sino justamente en la acción.
Desafiando esta razón
tecnológica o instrumental, Occupy Wall Street, entre otras cosas, convirtió al micrófono humano en un gran alegato contra
el poder tecnocientífico. Al poner en relación palabra-cuerpo-multitud, el
micrófono humano logró transformar un obstáculo en un gran aporte para los
movimientos sociales en la calle y, lo que es más importante, al recuperar en
su sentido más profundo una concepción humanística de la técnica (techné para
los griegos), que asume que ella implica una acción humana para producir una realidad
que antes no existía, recolocó la centralidad del sujeto en el proceso de
interacción comunicativa.
Es cierto que el
micrófono humano no permite la emisión de discursos sofisticados, extensos, porque su potencia deriva, en primer término
de una enorme voluntad comunicativa por parte del hablante en turno que debe
acompasar sus ideas a un ritmo que sea reproducible por la gente. El hablante
es una especie de DJ cuyo arte es no sólo el de entregar un discurso, sino el
de saber interpretar el ritmo, el espíritu, las emociones que emanan y se
co-producen en la relación DJ-cuerpos en la pista; así, la fuerza del micrófono
humano radica en esa compleja relación de colaboración entre habla y escucha,
entre hablante y cuerpos políticos en la plaza.
En segundo término,
su éxito depende de un ejercicio de escucha y repetición que operan como
moduladores de las ideas-palabras del hablante. Este último aspecto es central,
porque esta modulación restituye politicidad al discurso. Al repetir las
oraciones, al in-corporar al otro que habla a través de mí, al que le presto mi
voz y mi cuerpo, abro las compuertas para la construcción de un sentido en
común que abraza o rechaza las ideas propuestas. Modular es el acto político de
ajustar la idea y asumir al otro, a la otra, en una frecuencia compartida.
Así, en una reunión
en Liberty Plaza (como fue rebautizado Zuccoty Park), una niña de 10 años,
utiliza el micrófono humano:
Mic check: Mic Check, responde
la multitud.
Mi nombre es Viviana:
mi nombre es Viviana, se expande el murmullo.
Y no quiero que mis
maestros sean despedidos: y no quiero que
mis maestros sean despedidos, reproduce, modulando, la voz colectiva.
Aplausos
Mientras que en una
reunión en Washigton Square, un hombre mayor, que viene del movimiento obrero, intenta,
sin éxito, utilizar el “human mic”. Es una tarde festiva, el movimiento ha avanzado
mucho.
Mic check: Mic check
Las luchas del pueblo
estadounidense han sido largas y cruentas y ahora el neoliberalismo intenta
asestar un duro golpe a la clase trabajadora: las luchas del pueblo estadounidense…
Y el discurso se
interrumpe, y los amplificadores humanos van guardando silencio, hasta que el
orador pronuncia, solo, un discurso de 5 minutos que ya nadie sigue.
No se trata, en este
caso, sólo de la extensión de la oración sino de la actitud del orador, cuya
cultura política –se aprecia claramente-, proviene de una tradición asamblearia
de largos discursos. La modulación opera aquí, a través del paulatino silencio
para regular los estilos, los tonos y las formas comunicativas que la gente en
la ocupación ha decidido hacer suyas.
El micrófono humano
contribuye así a la configuración de una transversalidad subjetiva que mediante
el habla produce una comunidad política, si bien efímera en lo temporal,
profundamente poderosa de cara a la política de los afectos y por consecuencia,
a la afectación de lo político.
Durante los casi tres
meses en los que Occupy Wall Street, pudo hacer de Zuccoty Park un espacio no
sólo para la protesta, sino principalmente una polis para la deliberación de
los muchos, los ocupacionistas mostraron su enorme capacidad para inventar, en
el sentido de in-venire, hacer venir,
formas, procesos, prácticas que trastocaron la noción de co-presencia y
restituyeron la importancia central del nombre propio, de la participación individual
en el tejido colectivo. Si el micrófono humano fue una re-invención de las
formas de producir comunicación, no son menos importantes (aunque fueran poco
visible), las bicicletas que usaron para producir energía cuando les fueron
consignados los generadores eléctricos, con los que alimentaban las
computadoras, la cocina colectiva y algunos otros servicios. Cuando la NYPD
confiscó estos generadores por la supuesta peligrosidad que representaban, OWS
respondió con generadores humanos, cuya lógica era “donar” tiempo de pedaleo en
una bicicleta fija para producir esta energía alternativa. Más allá de la
efectividad de esta máquina, lo central -me parece-, estriba justamente en lo
que Mumford llamaría el ámbito de lo simbólico. Una tecnología del yo para una
transformación emancipatoria de carácter colectivo.
Mic chek!
Es el carácter
festivo: (reproduzca la o el lector estas frases)
Es el carácter
irreverente:
Es la voluntad de
escucha:
La que otorga al
micrófono humano:
Su potencia y su
valor:
El de un discurso
abierto:
En el que otro me
habla
Y es hablado por mí:
* Este artículo fue escrito para y publicado en Nacla Report on the Americas No. 45 #Radical Media
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